Neuróloga italiana descubridora del factor de crecimiento nervioso a través de investigaciones con veneno de serpiente, tumores y saliva de ratón. Ganó el Premio Nobel en Fisiología y
Medicina en 1986.
Nacida en una familia judía, superó numerosas dificultades para llegar a ser científica. En contra de las normas sociales que relegaban a las mujeres a dedicarse en exclusiva a ser
esposas y madres, trabajó en una panadería para sufragar sus estudios universitarios, que culminó con las máximas distinciones. Montó un laboratorio en su habitación cuando Mussolini
prohibió cualquier actividad profesional a los judíos.
Trabajó hasta su muerte, a los 103 años, como investigadora tanto en Italia, donde dirigió el Centro de Investigación Neurobiológica, como en Estados Unidos, donde accedió a la Academia
Nacional de las Ciencias y obtuvo la Medalla Nacional de la Ciencia.
Matemática y escritora inglesa, pionera de la computación informática. Sus notas sobre la máquina analítica incluyen lo que hoy se reconoce como el primer algoritmo destinado a ser
procesado por una máquina, por lo que se la considera como la primera programadora de ordenadores.
Condesa de Lovelace e hija del poeta Lord Byron, al que no llegó a conocer, la joven matemática tradujo un artículo de Charles Babbage sobre la máquina analítica que había inventado. Las
anotaciones que acompañaron la traducción avanzaron ideas como el sistema de tarjetas perforadas, inspirada en el telar mecánico de Jacquard, que sirvieron para programar los primeros
ordenadores un siglo después. Firmó el artículo con iniciales para ocultar su identidad femenina.
Describió mediante un diagrama las operaciones que la máquina debería realizar para calcularlos. Su trabajo intuye conceptos clave de la informática como las instrucciones en bucle o la
subrutina. Concibió además que la máquina pudiera reprogramarse para realizar tareas diversas y que podría servir también para procesar símbolos más allá de los números, como palabras o
acordes musicales.
La máquina analítica nunca llegó a ser fabricada. Babbage no logró financiación y Ada Lovelace murió de cáncer a los 36 años, arruinada por su adicción al juego y a los opiáceos.